El futbol además de ser el deporte más practicado en el mundo y la ilusión de muchos niños de llegar a ser estrellas de este juego, también brinda la oportunidad de motivar a las personas que tienen algún problema de salud, como es el caso de Marco Antonio Torre Mayorga, un niño de siete años de edad, que padece una enfermedad muy rara y de la que se conoce muy poco en nuestro país.
Marco Antonio tiene la enfermedad de Leeg-Calve-Perthes, que se presenta cuando la cabeza femoral en la cadera no recibe suficiente sangre, causando la muerte del hueso; son muchas las teorías las causas de esta enfermedad que generalmente ocurre en varones de cuatro a 10 años de edad, pero de la que realmente se sabe poco acerca de ella.
Sin suficiente suministro de sangre al área, el hueso muere. La cabeza femoral colapsa y se vuelve plana. Generalmente, sólo una de las caderas está afectada, aunque puede ocurrir en ambos lados; el suministro de sangre retorna en varios meses, produciendo osteocitos nuevos, los cuales gradualmente reemplazan el hueso muerto en un período de dos a tres años. El primer síntoma es a menudo la cojera, normalmente indolora. Algunas veces, puede haber dolor leve que aparece y desaparece.
"En octubre le dan su segundo diagnóstico, el cual el hueso tiene que encajar, yo tengo mucha fe en que sí va a ser, pero si no es así se va ir por un lado y le van a hacer una segunda cirugía que es mayor; ya le hicieron una, le cortaron un tendón para que pudiera liberar la cabeza del hueso, ahora la segunda es la fuerte, y tengo mucha fe en que no sea necesaria, porque todo se la ha dado", explicó la señora Luz Amalia Mayorga González, mamá del pequeño Marco.
Marco tiene una pasión y es el futbol, de ser un niño que jugaba todo el día, su vida sufrió un cambio drástico al ser diagnosticado con esta enfermedad, que le impide practicar cualquier actividad física, y está en un tratamiento que posiblemente le permitirá dentro de unos tres o cuatro años volver a practicar deporte.
"Marco juega mucho futbol, pero ahora por algo que le pasó, no lo dejan jugar y su pasión es el futbol, le digo que le tiene que echar muchas ganas porque si Dios quiere en unos cuatro años volverá a agarrar un balón. Nos pusimos en contacto con Chivas por medio del correo electrónico, y todos se han portado muy bien con nosotros, el apoyo moral que hemos recibido ha sido muy bonito", expresó la señora Luz Amalia.
Marco fue el invitado de lujo del partido entre Chivas y Pumas en el Estadio Omnilife, al ser el portador del balón que se le entregó al árbitro en el instante previo al arranque del encuentro; el pequeño aficionado del Guadalajara saludó y se tomó fotografías con algunos jugadores rojiblancos, quienes amablemente atendieron su petición, pero sus infantiles ojos se agrandaron cuando tuvo la oportunidad de saludar y platicar con Marco Fabián, su máximo ídolo.
En sus palabras se nota todavía la ilusión que embarga a los niños y tiene grandes sueños por cumplir, actualmente cursa el segundo año de primaria en Villahermosa, Tabasco, y aunque parezca raro, le gustan las matemáticas y cuando sea grande quiere ser futbolista de las Chivas o Chef; además dijo sentirse muy emocionado por estar en el estadio Omnilife y poder ver el partido del Guadalajara.
Marco y su mamá arribaron a Guadalajara el pasado sábado, y desde que pisaron tierras tapatías el pequeño ha vivido emoción tras emoción, situación en la que su mamá, quien es terapeuta, trabajó con él porque que como ella dijo 'dejó el miedo en el hotel' y así preparase para este gran día, pues la noche del sábado no pudo dormir por la ansiedad de que ya llegara la hora de estar en el Estadio Omnilife.
"Vas a vivir lo más bonito del mundo, vívelo, yo le dije si me dices ahora que no quieres lo cancelo, es tu sueño, no el mío, '¡no mamá, sí quiero!', porque sí estaba muy emocionado. Al final, el pequeño Marco vivió un sueño, y agradeció con su voz infantil y nerviosa, "quiero darle las gracias a las Chivas de poder estar aquí con ellos", a pesar de todo Marco Antonio sigue soñando.
