Permaneció en el terreno de juego con rostro de sorpresa. Observó a detalle todos los preparativos para el duelo en el que el propio Alan fue el invitado de honor. Como buen fan de la fotografía, guarda las placas de una visita que ha resultado inolvidable desde su arribo a Guadalajara procedente de San Luis Potosí.
A sus 17 años, su mirada revela que ya se ha dado el lujo de superar grandes obstáculos y como todo ser lleno de luz interior, sonríe ante los niños que ensayan el acto protocolario de la Liga Bancomer MX; intercambia puntos de vista con su primo, con quien además de amistad, comparte el nombre y la afición por el Rebaño.
Atento a todo lo que ocurre a su alrededor, Alan se intimida un poco ante la belleza de las modelos quienes rodean la cancha y lanza un sincero "voy a tomar la foto” , para un momento después, con soltura dirigirse hacía su lugar acompañado por su familia. Obligada la escala para su fotografía del recuerdo junto al camión de sus Chivas y durante el trayecto para posicionarse en el lugar asignado, sin querer dejar de enterarse de la historia de cada rincón en el Estadio Omnilife.
“Para mi Chivas es el quipo que me da motivos para todo. Llevó mis 17 años sólo con esta playera y no hay más. Cuando Chivas gana todo lo malo que pasa se me olvida”, menciona Alan con toda la sinceridad que es capaz de acumular, al mismo tiempo que observa cómo su cuerpo ha tenido que librar duras batallas contra la leucemia, misma que ya le ha arrebatado la pierna derecha.
“Mira, yo no soy nada especial, pero Chivas me ha concedido el sueño de conocerlos y estar junto a ellos, el sábado en el entrenamiento y hoy domingo aquí en el Estadio; ahora sólo les pido que ganen”, expuso con una contundencia que pone a temblar el adolescente quien con toda furia desea aferrarse a la vida.
Ninguna pena en su rostro aparece cuando admite haber derramado lágrimas cuando los rojiblancos fueron eliminados la Liguilla anterior por Toluca, pues también afirma que con el mismo espíritu combativo que hay para enfrentar una enfermedad que a veces resulta terrible, el Rebaño está obligado a levantarse de los malos momentos por los que también se puede atravesar en el futbol.
“Chivas esgrande y me inspira”, concluye seguro de si mismo Alan mientras se dispone a disfrutar del encuentro de su equipo frente a los Potros de Hierro del Atlante, el cual tras 90 minutos, le ha regalado un triunfo esperanzador, un triunfo que le alimenta su pasión y le da fuerzas infinitas para continuar con su lucha contra la leucemia.
Alan regresará a San Luis Potosí con una sonrisa en el rostro, a la espera de encontrarse de nueva cuenta con el Rebaño en un futuro no muy lejano, sea por invitación de Chivas como en esta ocasión o cuando disponga de los medios necesarios para compartir su experiencia de lucha, con sus luchadores e inspiradores en un campo de juego, Chivas.