El ritual del asado en la zona de estacionamiento del Estadio Omnilife este domingo en particular se han tornado de un color, el rosa de las mujeres quienes con habilidad propia se observan listas para preparar un manjar para el paladar misma que se percibe de inmediato con la forma de echar al fuego el pedazo de carne, en este ejercicio hay mujeres de todas las modalidades, desde la que utiliza las pinzas, hasta la que con propia mano cocina la carne para la familia, los hijos, el esposo, novio y los amigos.
Mientras el barullo que arma su familia la envuelve un poco Ruth se anima a platicar un poco acerca de su afición por el Rebaño, la cual escarba entre sus recuerdos y la sitúan en su infancia al lado de su familia: “Soy Chiva desde muy chiquita, recuerdo que mi papá nos llevaba a mis hermanos y a mi los domingos al mediodía a ver a las Chivas, era de ley y ahora la tradición la hemos mantenido sus hijos.
Ruth no deja de sonreír ante las bromas de sus acompañantes. Luce su playera rosa, como la mayoría de las asistentes al encuentro Chivas contra Pachuca, y al mismo tiempo rememora su anécdota en un domingo de asado previo a un duelo del Rebaño.
“En los Clásicos se pone difícil asar carne aquí, porque toda la gente te gana los únicos tres árboles que te cubren del sol aquí. Lo más importante que yo percibo es la convivencia con tu familia y los amigos, comes a gusto, rico y después ingresas para ver el partido a mi familia y a mí nos encanta hacer esto antes de un partido de Chivas.
Otro de los grupo de al lado, enteramente masculino, parece tener algunos problemas sobre todo con el carbón del asador, Ruth vuelve con los suyos y los hombres con ese singular aprieto afirman con marcado disimulo: “La mujer perfecta, le va las Chivas”.