Durante su carrera como jugador de las Chivas, Salvador Reyes ofreció enormes alegrías a los aficionados rojiblancos, desde aquel gol contra Irapuato la noche del 3 de enero de 1957 para darle al Guadalajara el primer título de Liga en su historia y comenzar la época más brillante del conjunto tapatío hasta la última de sus 216 anotaciones, 122 en el campeonato mexicano, como integrante del Rebaño Sagrado.
La conquista de siete títulos de Liga, el campeonato de goleo en la Temporada 1961-1962, los ocho goles que marcó en la gira por Europa en 1964, la primera de un equipo mexicano por el Viejo Continente, son parte de las satisfacciones que el mítico goleador brindó a los aficionados rojiblancos y que dejó como parte de su legado en su paso por el conjunto tapatío.
‘Chava’ Reyes tenía una intuición especial dentro de la cancha para saber cuál era el momento más adecuado para ser punzante y ocupar el espacio preciso para hacer el remate a la portería y vencer a los arqueros rivales sin la necesidad de un fuerte disparo sino solamente colocar el balón lejos de su alcance, condición que despertaba admiración y ofrecía alegría a la afición por la picardía de su estilo de juego.
La conexión que Salvador Reyes tenía con los aficionados rojiblancos era especial, pues nadie mejor que él conocía el amor hacia la camiseta de las Chivas, la cual aprendió a querer desde la cuna, pues su padre Luis Reyes fue también delantero del Guadalajara, por lo que ‘Chava’ mencionaba con orgullo ser Chiva de nacimiento para demostrar su sentimiento hacia el Rebaño Sagrado.
Es por ello que más allá de ser su actividad profesional, Reyes Monteón siempre jugó con el corazón, conocía bien la alegría que provocaba entre la afición un triunfo cada semana y la satisfacción de vencer a los más acérrimos rivales deportivos, por lo cual disfrutó de los 13 goles que le anotó al América para ser el máximo anotador en la historia del Clásico Nacional.
Pero no solamente dentro de la cancha Salvador Reyes transmitía alegría a los aficionados de las Chivas, pues fuera de ella era una persona sencilla, con un carácter bromista, que lo mantenía siempre con la sonrisa en los labios, amable ante cualquier persona que se acercaba a él en busca de un autógrafo, una fotografía o simplemente para saludarlo.
El carisma de ‘Chava’ Reyes lo mantuvo como un ídolo con el paso del tiempo, pues las nuevas generaciones de aficionados rojiblancos también lo veían con admiración y tuvieron la oportunidad de agradecerle el aporte que hizo para hacer Campeonísimo al Guadalajara, la más emotiva de ellas el sábado 19 de enero de 2008 en un homenaje sin precedentes que le brindó la directiva rojiblanca.
Ese día, el legendario goleador alineó contra los Pumas de la UNAM en el primer minuto del encuentro correspondiente a la Jornada Uno del Torneo de Clausura 2008 para imponer la marca de ser el jugador de mayor edad en el mundo, en participar en un partido oficial, al hacerlo a los 71 años.
Pero ese no fue el único reconocimiento que Don ‘Chava’ recibió por parte de la directiva de Chivas, ya que también el máximo anotador en la historia del Rebaño Sagrado está presente en el Estadio Omnilife, pues el Palco de Prensa del recinto rojiblanco tiene el nombre de Salvador Reyes como un homenaje a su trayectoria en el Club Deportivo Guadalajara.
El sábado 29 de diciembre de 2012, a los 76 años de edad, Salvador Reyes emprendió el camino hacia el firmamento, dejó de estar en cuerpo en esta vida, misma de la cual fue despedido con todos los honores, en un emotivo homenaje que se llevó a cabo en el Estadio Omnilife para brindarle la despedida como merecía un jugador de leyenda como él, además de retirar el número ‘8’ que utilizó con las Chivas.
Salvador Reyes dejó de estar físicamente en el mundo terrenal, pero sigue presente en los corazones de los aficionados y de todas aquellas personas que estuvieron a su alrededor, pues su legado como profesional y su calidad humana, lo mantienen de manera permanente en el recuerdo.
Es por ello que a un año de su partida, la pérdida no deja de ser sensible, por la pena de la ausencia de un hombre excepcional, quien tenía el toque para hacer sonreír con un simple saludo, además de ser un ejemplo de entrega y de cariño hacia la institución rojiblanca.
