Entre los hombres que han contribuido en mayor medida a hacer de Chivas el equipo más popular de México está sin duda Salvador Reyes, quien hace un par de años partió con destino al firmamento tras haber dejado un gran legado en el rubro futbolístico, además de incontables muestras de calidad humana, al ser una persona que sabía corresponder al cariño que le brindaba la gente a su alrededor.
El conocido ‘Melón’ ofreció grandes alegrías a los aficionados de las Chivas, desde aquel gol contra Irapuato la noche del 3 de enero de 1957 para darle al Guadalajara el primer título de Liga en su historia y comenzar la época más brillante del conjunto tapatío hasta la última de sus 216 anotaciones, 122 en el campeonato mexicano, que contribuyeron a la obtención de siete de los once campeonatos del Rebaño Sagrado.
La pasión de Salvador Reyes por los colores rojiblancos fue parte de una tradición familiar e incluso era frecuente escucharlo mencionar ‘yo no soy chiva de corazón, yo soy chiva de nacimiento’, al hacer referencia de su amor hacia el Guadalajara, el cual le fue inculcado desde niño por su padre Luis, quien fue delantero del conjunto tapatío en la década de los 40.
El gusto por las Chivas y el talento que poseía para manejar la pelota le abrieron rápidamente las puertas al profesionalismo y antes de cumplir 17 años de edad vio cumplido el sueño de formar parte del Rebaño Sagrado al debutar en 1953 en un partido contra el León, en el cual comenzó a escribir su brillante historia con el equipo más mexicano.
Sin ser un centro delantero nominal, ‘Chava’ Reyes fue un destacado goleador, tenía una intuición especial dentro de la cancha para saber cuál era el momento más adecuado para ser punzante y ocupar el espacio preciso para hacer el remate a la portería y vencer a los arqueros rivales sin la necesidad de un fuerte disparo sino solamente colocar el balón lejos de su alcance, condición que despertaba la admiración de la afición por la picardía de su estilo de juego.
Los seguidores rojiblancos no tardaron en adoptar a Salvador Reyes como su máximo ídolo, esa figura que los hizo felices al anotar el gol del primer título de la historia de las Chivas para romper la etiqueta del ‘ya merito’, por ser el líder goleo en la campaña 1961-1962 para redondear el tetracampeonato, por los ocho goles que marcó en la gira por Europa en 1964, los 13 goles en los Clásicos contra América, entre muchas otras satisfacciones.
Por su origen rojiblanco, Reyes Monteón siempre defendió la camiseta del Guadalajara con el corazón, conocía bien la alegría que provocaba entre la afición victoria y por ello fuera de la cancha en todo momento mostraba un trato auténtico hacia los seguidores del Rebaño, amable y simpático en cualquier lugar, un recuerdo que ha quedado imborrable en todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo.
El carisma de ‘Chava’ Reyes lo mantuvo como un ídolo aun décadas después de su retiro de las canchas, pues las nuevas generaciones de aficionados rojiblancos también lo seguían con admiración y tuvieron la oportunidad de agradecerle su aporte para hacer Campeonísimo al Guadalajara, la más emotiva de ellas el sábado 19 de enero de 2008 en un homenaje sin precedentes que le brindó la directiva rojiblanca.
En aquella ocasión, el legendario goleador alineó contra los Pumas de la UNAM en el primer minuto del encuentro correspondiente a la Jornada Uno del Torneo de Clausura 2008 para imponer la marca de ser el jugador de mayor edad en el mundo en participar en un partido oficial, al hacerlo a los 71 años.
Ese no fue el único reconocimiento que Don ‘Chava’ recibió por parte de la directiva de Chivas, ya que también el máximo anotador en la historia del Rebaño Sagrado está presente en el Estadio Omnilife, pues el Palco de Prensa del recinto rojiblanco tiene el nombre de Salvador Reyes por su destacada trayectoria en el Club Deportivo Guadalajara.
El sábado 29 de diciembre de 2012, a los 76 años de edad, Salvador Reyes emprendió el camino hacia el firmamento, dejó de estar físicamente en esta vida, misma de la cual fue despedido con todos los honores, en un emotivo homenaje que se llevó a cabo en el Estadio Omnilife para brindarle la despedida como merecía un jugador de leyenda como él, además de retirar el número ‘8’ que utilizó con las Chivas.
A dos años de su partida no deja de extrañársele, al ser la ausencia de un hombre excepcional, quien tenía la facilidad de contagiar de entusiasmo a cualquier persona con un simple saludo, por ser un ejemplo de la grandeza como profesional y como ser humano, lo que le hizo dejar una huella permanente en la historia de la institución rojiblanca.