En una de las entradas más extraordinarias en la historia del Estadio Omnilife, el Guadalajara recibió este domingo la visita de los Pumas de la UNAM y sus casi 33 años sin poder derrotar a las Chivas en la Perla de Occidente, por lo que ese ingrediente extra le indicaba a la afición del Rebaño que el cotejo correspondiente a la Jornada Dos del Torneo Clausura 2015 y desde el primer minuto los discípulos de José Manuel de la Torre demostraron que anhelaban con todo su futbol los tres puntos en disputa.
Al ataque, por los costados, por el mismo centro del área, Chivas era un vendaval de aproximaciones para los que Pumas no tenía respuesta, y en las tribunas la afición, que hizo al arranque del encuentro un mosaico colosal, festejaba el futbol lleno de hambre, ambición y pundonor, indispensable para salir de cualquier mal momento futbolístico.
Llegó el 18' y de inmediato la hora de hacer erupción el Estadio Omnilife, y del pie de Marco Fabián, el Guadalajara perforó la cabaña de los felinos defendida por Alfredo Saldivar para sellar el buen regreso del número 33 a las filas del Rebaño, en la campaña clave para el cuadro conformado exclusivamente por futbolistas mexicanos.
El festejo de Fabián, lleno de furia por mantener viva y encendida una historia repleta de blasones como la de los rojiblancos, y el grito de gol desbordado de una afición que demostró quienes eran los dueños del terreno no dejaba lugar a dudas, el Guadalajara iba por todo ante Pumas, por su playera, por su Goya, por su portería y por tres puntos de oro auténtico en su lucha en la tabla porcentual.
Sí con la ventaja el Estadio Omnilife se volvió un manicomio, llegaría la figura de Ángel Reyna para romper su ayuno con el gol y marcar el segundo tanto del partido, y congraciarse con la afición rojo y blanco que atestiguó el despertar del delantero capitalino enfundado en la playera del Guadalajara.
Por eso el festejo con la mayoría de sus compañeros, por eso la sonrisa sin restricciones, por eso las manos en forma de corazón de Ángel Reyna hacía la tribuna como retribuyendo el amor inconmensurable de los aficionados hacía todo lo que Chivas representa para todos y cada uno de sus seguidores.
Merecida despedida tuvieron los elementos del Rebaño al final de los primeros 45 minutos con un ensordecedor de ¡Chivas, Chivas! Que mandó a los futbolistas tapatíos con el pecho erguido al vestidor.
En la segunda mitad , la tónica del Guadalajara fue la misma, luchar, atacar, meter la pierna, defenderse. Al 83’ Pumas tuvo la oportunidad de acercarse con un penal cobrado por Eduardo Herrera, pero de inmediato la afición del Guadalajara se hizo amo y señor del partido con sus gritos, con su ¡Dale Rebaño! Con su ¡Chivas, Chivas! este salió del alma, del corazón para dejar a los Pumas tendidos en la cancha y con 33 años a cuestas sin victoria en Guadalajara.
Ahora al Rebaño le toca olvidar los vivas y porras, pues simplemente se ha salido bien librado de una batalla, faltan 15 más y aunque el camino es largo, el siguiente rival exige volver a dejar la vida en el terreno de juego, los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara.
