Ciudad de México.- Bastaron tres minutos para quitarle lo invicto a Cruz Azul, tres minutos de determinación, de coraje, de hambre de triunfo, que aunados a otros 87 de nunca dejar de luchar, para que Guadalajara viniera de atrás en un partido aparentemente controlado por su rival, pero que olvidó la peligrosidad en cada elemento de Chivas.
Porque la tarde del sábado en un mayormente rojiblanco Estadio Azul, Chivas levantó la mano para demostrar que su mejoría futbolística es evidente, que sus deseos de trascendencia crecen conforme avanza el Clau