Uno de los seis jóvenes de la cantera de Chivas que el técnico Matías Almeyda eligió para hacer la pretemporada con el primer equipo es Josué Abraham Lázaro Navarro, quien compartió la alegría y el compromiso que esta experiencia le provoca, pues sabe que no puede desaprovechar esta ocasión de ser observado detenidamente por el cuerpo técnico del Rebaño Sagrado para estar más cerca de alcanzar su objetivo de debutar en la Primera División.
“Significa estar más cerca de mi sueño que es debutar, estar en pretemporada con el primer equipo te da más experiencia porque recibes muchos consejos para mejorar en tu juego y eso es algo bueno para ir creciendo futbolísticamente, los que se me acercaron fueron el ‘Aris’ (Edwin Hernández), Carlos Salcido me corrigió algunos movimientos, pero todos tratan de apoyarte, de darte esa confianza que necesitas para salir adelante.
“Desde que entré a Chivas mi ilusión era formar parte del primer equipo y consolidarme, esto depende de mí nada más, de aprovechar esta oportunidad, me faltan cosas por trabajar, pero para estoy entrenando, tengo que mejorar y salir adelante”, expresó con la decisión reflejada en sus palabras.
Su gusto por el futbol comenzó con la convivencia familiar, con sus tíos y primos disfrutó de los primeros momentos que este deporte brinda sin distinción de clases sociales, y su deseo de superación encaminaron sus pasos al Club Jalisco, en donde tuvo sus primeras experiencias de un equipo formal, para posteriormente ser invitado a realizar pruebas para formar parte de la institución rojiblanca y así inició su proceso de formación a los 9 años.
“Soy de Guadalajara, de la colonia Jardines de la Paz, allá para el rumbo de Tlaquepaque, en mi infancia iba a casa de mi tío y ahí nos poníamos a jugar en la calle, armábamos las ‘cascaritas’, dos piedras un balón y a jugar tres contra tres, dos contra dos, jugábamos todos, mi tío, mis primos, mi papá, mi hermano, yo tenía como siete años. Después jugué en el Club Jalisco en la Liga interna, empecé en el Plan de San Luis, después cuando Jorge Vergara compra el club me invitaron a hacer pruebas para conformar el equipo y gracias a Dios me quedé.
“En San Rafael estuve desde los 9 años, entrenaba por las tardes, mi mamá me llevaba a entrenar, salía de trabajar y corría a la casa para llevarme a entrenar; en Séptima División cambiaron las prácticas a la mañana y fue mi papá el que me llevaba a la escuela, a entrenar, me hacía de comer.
“Fui subiendo de categoría y venía a pruebas a fuerzas básicas, cada seis meses, lamentablemente no se me daban las cosas por alguna u otra razón, hasta que quedé campeón en Cuarta División, era mi último año, regresé a otra visoría y me quedé para la Tercera División, tenía 16 años. Estuve un año en Tercera División, otro en Sub 17, después en Segunda División de Nuevos Talentos y desde el Clausura 2016 estoy en el Guadalajara Premier”, explicó.
Pero no todo ha sido favorable para Josué, desafortunadamente perdió a su mamá Georgina del Refugio Navarro González (QEPD) justo cuando ingresó a la Tercera División del Guadalajara en el 2012, su dolor fue tan profundo que pensó en dejar de jugar, pero el recuerdo de su madre se convirtió en una motivación que en los momentos más difíciles es la fuerza interna que lo ayuda a salir adelante, además el cariño de su padre, Alonso Lázaro Palacios y de sus hermanos Marisa Belén y Jonathan Alfonso son una parte de su fortaleza, así como el apoyo de sus compañeros de equipo, a los que considera su segunda familia, fueron fundamentales para no desistir en su sueño.
“Principalmente mi familia, porque desde chico iba a apoyarme a donde fuera, siempre ha estado al pendiente y apoyándome al 100 por ciento, pero una motivación extra es el recuerdo de mi mamá, quien falleció cuando ingresé a la Tercera División, día a día ella me da fuerzas para seguir en los momentos difíciles me acuerdo que me decía ‘pártete la madre, al cabo a mi no me duele’, me ayuda a salir adelante. Algo que me hizo dudar para seguir fue el fallecimiento de mi mamá, me deprimió mucho, pero luego se convirtió en motivación porque mi mamá me quería ver triunfar y el apoyo que recibí de mis compañeros de ese entonces, me arroparon muy bien como lo que son,mi segunda familia”, recordó con palabras entrecortadas.
Josué tiene un sobrenombre muy particular, sus compañeros lo llaman ‘Picho’, este apodo tiene una historia muy singular, pues cuando jugaba en la Quinta División un entrenador le comenzó a decir así y se siente orgullo de portarlo porque le recuerda el sacrificio que hizo para avanzar en su proceso de formación dentro de la cantera rojiblanca.
“Me empezaron a decir así desde San ‘Rafa’, estaba en Quinta División, en un torneo mi papá compró unos zapatos con los que jugaban antes y se llamaban ‘Picho’; un día me los llevé a la práctica y mi entrenador me dijo ‘Picho’ porque decían que estaban feos los zapatos, yo de dije ‘feos, pero me hicieron campeón goleador en ese torneo’ y de ahí se me quedó”, finalizó.