El 26 de julio de 2003 el Necaxa inauguró la que desde entonces ha sido su casa en Aguascalientes y para que fuera un festejo redondo invitó al equipo más mexicano y popular del país para disputar el primer partido en esa cancha, lo cual sin duda fue el marco ideal para esta celebración que terminó por ser del Rebaño Sagrado al ganar por la mínima diferencia.
Con la habitual mayoría de afición del Guadalajara en las gradas, el equipo tapatío consiguió el tanto que marcó la diferencia en el encuentro al 28’, cuando Mario Pérez trabó a Jair García dentro del área por derecha y el árbitro no dudó en señalar la pena máxima, la cual fue capitalizada por Jorge Barrera con un potente cobro al ángulo superior derecho.