Al Ain, Abu Dhabi.- La pasión que el futbol genera en una persona es una de las más fuertes y significativas, y cuando se trata del Rebaño Sagrado esto toma una dimensión distinta. No importa si la sede del Mundial de Clubes está del otro lado del mundo porque por el Chiverío vale la pena todo esfuerzo para acompañarlo, sobre todo en una cita internacional tan importante para el club más mexicano de toda la Liga MX.
El costo es alto, sí, pero cuando el corazón llama hay que estar ahí. Toda investigación para hacer valer la economía personal cuenta y el trayecto es lo de menos, lo que realmente importa es vivirlo y contarlo. El camino está decidido, Guadalajara-Tijuana-San Diego-Chicago-Zurich-Dubai, más de un día de corrido entre aeropuerto, viaje y escalas, pero el territorio árabe tiene las puertas abiertas para todos los ChivaHermanos.
Así fue el rumbo de Ricardo Ortiz hacia el Medio Oriente, un rojiblanco que ha estado al lado del equipo de sus amores desde hace más de 30 años, incluso se mudó de la Ciudad de México a la Perla Tapatía para estar más cerca del Chiverío, y en otras competencias fuera del terruño propio como la Libertadores, la Sudamericana, la Liga de Campeones de Concacaf y ahora ‘la corona del tesoro’ es el Mundial de Clubes, “este torneo es como si fuera a mi graduación o titulación”, refiere.
“Para mí el Guadalajara es lo máximo, es el equipo que mueve mi corazón, este viaje para mí es muy significativo por eso, por tratarse de un Mundial y de apoyar a un equipo que juega con puros elementos nacionales, es mi equipo de toda la vida”, afirma con una sonrisa tan grande como su lista de memorias al lado del conjunto rojiblanco.
Son las 5 de la tarde en punto. Acceso a medios de comunicación y a afición. Apenas asoma la mirada hacia la cancha del Special Needs Centre de Al Ain, se percata de que sus Chivas están casi listos para realizar la entrada en calor para la segunda sesión del día y no duda en comenzar a expresar lo que su sangre dicta con gritos que a la vez hacen eco del mensaje que millones de otros fervientes ChivaHermanos quisieran hacer por igual: “¡Vamos Rebaño, queremos esa Copa!”.
Voltean muchos hacia la tribuna, Jair incluso levanta el pulgar de su mano derecha a la distancia y la sensación de pertenencia se incrementa como pocas veces. Está en el lugar y en el momento correcto, en la cita que su pasión y afición le llevaron a cumplir, en un capitulo más de su listado de experiencias. Es el Guadalajara y es el Mundial de Clubes. Emisario de la gran mayoría que no podrá acudir por los más de 14 mil kilómetros que separan al Medio Oriente de nuestra patria, el sabor a misión cumplida comienza a apreciarse, aunque se disfrutará totalmente hasta el minuto 90 y tantos del partido del sábado.