Uno de los días más recordados por futbolistas y aficionados en general, por supuesto que es el momento del debut. Sin embargo, para nada es común que dos jugadores, que a la postre se encumbraran en la historia reciente del Guadalajara, compartan la misma fecha de estreno.
Ese es el caso de Omar Bravo y Héctor Reynoso, que surgieron de la Cantera Rojiblanca y vieron sus primeros minutos en el máximo circuito disputando el mismo encuentro. Fue el 17 de febrero de 2001, cuando el Rebaño Sagrado se metió a la cancha del Estadio Universitario para disputar la Jornada 8 del torneo de Verano.
Con Jorge ‘Vikingo’ Dávalos como entrenador interino, los Rojiblancos salieron con un joven Reynoso en la zaga central, que ayudó a mantener la solidez defensiva y el arco de Oswaldo Sánchez en cero.
Ya en la segunda parte y con 61’ en el reloj, Dávalos ingresó al mochiteco en lugar de Héctor Valenzuela, con la consigna de acompañar a Juan Pablo ‘Pato’ Alfaro en la labor de sacrificio en la media cancha.
Después de 90 minutos de intenso duelo, Chivas y Tigres igualaron sin anotaciones. Sin embargo, aquel duelo en la Sultana del Norte nos dejó el primer recuerdo del máximo anotador en la historia del Deportivo Guadalajara, además de uno de los capitanes más recordados del equipo Rojiblanco en la época reciente.
Es así como el 17 de febrero pasó a la historia del Club Deportivo Guadalajara, ya que 2 grandes referentes tuvieron sus primeros minutos con la Rojiblanca.
Quién diría que aquel joven sinaloense se convertiría en el máximo anotador en la historia de Chivas con 160 goles oficiales, además de ganar 1 Liga MX, 1 Copa MX y 1 Supercopa MX. Cómo íbamos a imaginar que el espigado zaguero central iba a ser pieza fundamental en la obtención del Campeonato del Clausura 2006 y que también iba a contar con la categoría necesaria para liderar la defensa del Rebaño Sagrado por más de 13 años.